1.
Cultura animal.
Los chimpancés de Guinea han aprendido a utilizar ramitas para sacar hormigas de los huecos y poder alimentarse; los chimpancés del Congo han aprendido a usar rocas para romper las nueces y frutos que encuentran. Las aves de las ciudades han aprendido a modificar la frecuencia de sus cantos para poder escucharse a pesar del ruido que la misma ciudad genera; las aves de los parques y bosques no han tenido que modificar nada, así que a veces no entienden los cantos de las primeras. Las orcas de lugares oceánicos donde hay mucho alimento se han especializado en comer únicamente focas; las orcas de lugares oceánicos donde escasea el alimento han aprendido a generalizar su dieta. Los humanos más pobres han aprendido a comer las sobras de la carne que los humanos ricos desprecian. Así se inventaron las salchichas en Alemania, las hamburguesas en Estados Unidos y los tacos en México. ¿Quién decide qué es cultura?
2.
El arte es un eufemismo de la esperanza.
3.
Luna de basura.
En algún futuro habrá demasiada basura, tanta que no será solución reciclarla, quemarla, reutilizarla ni enterrarla. Tanta que la contaminación será un problema de salud pandémico. El planeta rebosará de basura peligrosamente y tendremos que ingeniar una manera para deshacernos de ella. En realidad, la única solución será enviarla al espacio. El problema con eso es que la Tierra perdería una porción considerable de su propia masa. Como todos sabemos, o deberíamos saber, nuestro planeta depende de su propia cantidad de masa para mantenerse en órbita de la manera en que lo hace. Un poco más de masa, o un poco menos, y todo el sistema gravitacional colapsaría catastróficamente. Nuestra órbita cambiaría sustancialmente y podríamos perder nuestra luna o esta podría estamparse contra nosotros, o nosotros estamparnos contra algo o acercarnos significativamente al Sol y freírnos. No nos conviene. La Tierra no debe perder masa y nosotros no podemos enviar la basura indiscriminadamente al espacio. Nuestra opción más viable será mandarlo todo a la Luna de poquito en poquito; habría una estación lunar encargada de pesar cada tonelada de basura recibida y mandar de regreso una tonelada equivalente de rocas lunares, las cuales serán útiles para algo. De esta manera se buscaría que la cantidad de masa en ambos astros no cambie mucho. Voilà. Pero al producir más y más desperdicios, la Luna será gradualmente reemplazada por una bola hecha de basura, y nosotros tendremos que acostumbrarnos a mirar al cielo y ver de lejos la nueva creación, tal vez no tan románticamente.
4.
Uno se detiene para comprar chocolate, no para pensar si comprará chocolate.
5.
Culpa circular.
El profesor dice que no podemos seguir culpando a los partidos políticos, ni al presidente, ni a las autoridades, pues el cambio debería comenzar por cada uno de nosotros: no dar mordidas, no meterse en la fila, no copiar, no robar, etcétera. Si todos nos concientizamos al respecto, afirma, el país mejorará para todos. El profesor observa a Juan, quien no parece estar muy convencido y le pide que participe. Por supuesto, Juan está harto de todas estas pláticas “integrales” sinsentido que su escuela -que obviamente no es el Inhumyc- promueve. Para que el país mejore, contesta, sí es necesario cambiar por nosotros mismos, profesor. Sin embargo tendríamos que hacerlo todos al mismo tiempo, pues de nada sirve que unos se comporten bien si los demás continúan dando mordidas y viceversa. Para cambiar todos al mismo tiempo necesitamos organizarnos. Y para organizarnos necesitamos un líder, que tendrá que tomar decisiones que pueden o no satisfacer a todos; lo normal es que no lo hagan. Si es así, los ciudadanos inconformes formarán un grupo opositor, con otro líder, para discutir mejores ideas sobre cómo organizarnos para cambiar todos al mismo tiempo. En el proceso es posible que surjan más grupos. Decidiremos que las decisiones las tomará el grupo mayoritario con su respectivo líder, y para ello será necesario votar; el ganador de las elecciones podrá decidir, al fin, cómo empezar a cambiarnos a todos al mismo tiempo. Sin embargo su poder no será absoluto, pues para evitar fraudes y abusos, los demás grupos opositores seguirán participando democráticamente en las decisiones que tome el líder. Si dicho líder la caga y los grupos opositores la cagan también, después de todo lo que nos costó ponernos de acuerdo, resultará completamente normal, en ese momento, señalar culpables. Habrá gente confundida al respecto, y como consecuencia pensará que culpar a los partidos políticos, al presidente o a las autoridades es un cliché, y que deberíamos empezar a cambiar al país por nosotros mismos…
6.
Lenguaje.
Unos dicen que algunos animales tienen cultura. Otros dicen que la cultura es única del ser humano, pues también implica religión, tradiciones y demás contratos sociales que solo nuestra especie practica. Los primeros responden que esa es una manera antropocéntrica de ver la cultura, pues supone que solo lo que el ser humano hace puede llamarse como el ser humano le llama. Los segundos responden que justamente por eso es única. Los primeros argumentan que para tal caso la cultura de los chimpancés también es única de los chimpancés, la de los lobos es única de los lobos y lo mismo con cada animal social que nos venga en mente, por lo que desde el punto de vista cultural de los chimpancés -si es que los chimpancés tienen uno- lo nuestro no es cultura, pues no es exactamente igual a lo que ellos practican. Los segundos responden que para evitar eso habría que definir exactamente lo que es “cultura”. Los primeros dicen que eso es inútil: para definir con exactitud cualquier término tenemos que usar más de dos palabras, sin embargo, como queremos ser específicos y evitar futuros errores, tendríamos que definir esas dos o más palabras también, por lo que usaríamos más palabras para ello; y como no queremos que haya espacio para más confusiones tendríamos que definir exactamente lo que significa cada palabra que usamos para definir cada palabra anterior. Así sucesivamente, de manera que jamás iniciaría la conversación porque definir palabras, si se quiere ser muy preciso, es estúpidamente infinito. Para discutir cualquier cosa, dicen los primeros, no es necesario definir con exactitud un concepto, sino flexibilizar la mente. Decir que cada cosa es única, aunque sea verdad, implica ponerle un nombre diferente a todo, y eso hace del lenguaje algo sumamente impráctico, siendo que existe justamente para todo lo contrario.
7.
Al menos intenta darte razones para que la dignidad sea una razón válida.
8.
Valor agregado.
De entre todas las culturas premodernas pertenecientes al mágico valle de Corda se encuentran los fructíferos comerciantes mahi, quienes recorren la costa continental a lo largo de 600 kilómetros en sus resistentes barquitos. Prestan servicios y comercian vacas, maderas, joyas, rocas y herramientas a las demás tribus continentales. Los mahi llegan a recibir hasta 1000% de beneficios respecto a la propia economía del valle, donde el dinero no existe y la riqueza se mide en vacas: Primero viajan a Tasgos para conseguir una vaca; cambian cada vaca conseguida en Riamen por 10 lanzas finas de caza, para realizar un trueque con ellas en Soleg y conseguir 50 litros de licor de coco; luego comercian el licor de coco en Nagos obteniendo 100 porciones de cuero trabajado, que finalmente intercambian en Kelem por 10 enormes vacas.
9.
Uno ama cuando deja de esperar cosas y empieza a esperar cosas cuando ama.
10.
Los perros son perros y los gatos son gatos.
Todas las cosas son únicas, respondió Pedro, por lo que es imposible nombrarlas a todas con un nombre particular. Por ello le ponemos el mismo nombre a todo lo que parezca la misma cosa, ya sea por su función, sus partes, su forma, etcétera. No es que existan las sillas per se, por ejemplo, pero si vemos diferentes objetos podremos decidir cuál es una silla y cuál no, pues tenemos una idea general de lo que son las sillas aunque todas las sillas sean diferentes unas de otras. Sin embargo siempre habrá puntos difusos: uno puede distinguir claramente cuál es el color rojo, pero cuando vemos una escala difuminada de colores siempre es muy difícil distinguir el punto preciso donde termina el rojo y comienza el naranja, por ejemplo. De la misma manera, podemos tener una silla sin patas que se sostiene de la pared, en cuyo caso uno podría decidir que eso ya no es una silla, sino una plataforma; otro discutirá que eso sí es una silla pues puede sentarse en ella. También tenemos el problema de la perspectiva: si tenemos una silla y una mesa, ambas construidas con la misma madera, diremos que son dos cosas distintas: silla y mesa. Pero tal vez nuestra vista es demasiado pobre como para notar que ambas están formadas por las mismas moléculas, o incluso por el mismo tipo de átomos. La única diferencia es que los átomos de un objeto están acomodados en forma de silla y los del otro se encuentran en forma de mesa, pero ambos son intrínsecamente lo mismo. ¿Entonces existen las sillas o lo único que existe son átomos acomodados de infinitas formas? ¿Existen los colores? ¿Existen las especies biológicas, profesor?
11.
Sección de humanos.
Entras al zoológico, observas el mapa y comienzas tu recorrido. Visitas a los leones, hienas, elefantes, jirafas, pandas, tigres y te diriges hacia los primates. En dicha sección se encuentran las instalaciones de orangutanes, gorilas, chimpancés y humanos: animales igualmente animales. En realidad, la jaula de humanos es la sección de comida rápida del zoológico, localizada al principio del mismo. Las personas estarían reunidas ahí consumiendo sus alimentos de manera normal, pero con la novedad de que serían observadas, sin saberlo, por otras personas desde afuera, todo esto a través de un vidrio polarizado. Uno podría comparar, siendo el observador en turno, lo que hacen los Homo sapiens con lo que hacen los chimpancés, ambos comiendo en familia, tal vez llevándose alguna sorpresa. Por supuesto, la «jaula» de humanos también contaría con un letrero ofreciendo información básica del animal: tamaño, edades, peso, ruidos comunes, conformación social, dieta, etcétera. Así, desde nuestro vidrio polarizado observaríamos cómo Juan tira su chicle donde no debe, o cómo Martha no separa correctamente la basura; por supuesto, cuando Juan y Martha lleguen a la sección de primates se darán cuenta de que probablemente fueron observados in fraganti como los primates que son. Esta idea puede efectuarse igualmente en cualquier otro punto del zoológico donde los humanos se concentren: la sección de juegos para niños, las tiendas, etcétera. El objetivo es observar con otra perspectiva, que es de lo más sano que cualquiera puede hacer con uno mismo.
12.
Los onamuhs tienen la sorprendente capacidad de estudiar y comprender otras especies igualmente complejas de animales. Asimismo saben que las estudian y comprenden en su estado óptimo, en relación a las características para las cuales evolucionaron. No es lo mismo estudiar a una jauría de lobos en su ambiente natural, para el cual están adaptados, que a esa misma jauría dentro de un zoológico, con sobrepoblación, poco terreno y escases de recursos. Es obvio que algunos individuos desarrollarán enfermedades no solo físicas, sino psicológicas. De la misma forma se tendrían que estudiar los propios onamuhs, considerando que una ciudad, por ejemplo, no es algo para lo cual estén preparados.
13.
Tu número favorito.
¡Bieeeeeeen! Me gustó mucho
Gracias! 🙂
A mi me gustan los gatos
Eres tan bueno que recopile todos tus escritos para leerlos por noche,en un pdf que se llama Libro Iker Bargas.
Agradezco mucho más de lo que puedes imaginar tu comentario. Y espero sea de tu agrado el libro!
Gracias! 🙂