En general, tomar fotografías de danza suele tener algunas complicaciones por varias razones: la primera es que los artistas suelen ofrecer sus representaciones en auditorios o lugares cerrados con muy poca luz, y esto seguramente provocará que las fotos salgan demasiado oscuras. Para prevenir dicho sesgo se puede subir la sensibilidad a la luz de la cámara (tomando en cuenta que si te excedes las fotos saldrán pixeleadas), o bien decirle a la cámara que tome las fotos más lento (para darle chance de que entre más luz). Esto último no es conveniente debido al objetivo de la foto, que si estamos hablando de danza, casi siempre se encuentra en movimiento (segunda razón), por lo que -si le dices a tu cámara que tome las fotos más lento- todas tus imágenes saldrán movidas. El movimiento es de por sí una complicación aparte. Para corregirlo, uno puede -nuevamente- subir la sensibilidad a la luz (y correr doble riesgo de que las fotos resulten de mala calidad), o bien decirle a la cámara que tome las fotos más rápido, lo cual no es conveniente cuando se está en un lugar con poca luz (regresamos al primer problema).
Además uno se enfrenta al problema de la composición de la foto (los cuerpos pueden salir incompletos, el horizonte mal inclinado, la perspectiva puede ser mala, etc.), por lo que para tomarlas se necesita estar en un buen lugar y que no falle el pulso. Por último, es evidente que se necesita de alguna cámara que pueda llevar a cabo todas las funciones antes mencionadas, mientras más cara mejor (porque permite que subas más la sensibilidad a la luz sin perder calidad). La mejor combinación de todos los factores antes mencionados te dará algunas fotos buenas decentes.
Lo anterior fue una especie de breviario cultural sobre la fotografía y sus complicaciones. Como no pretendo aburrirlos más, solo debo mencionar que las siguientes fotos fueron tomadas bajo todos los «peligros» antes expuestos, durante ensayos y funciones de la obra «Alicia en el País del Ballet» (de la compañía de danza Ardentía), bajo la dirección de Reyna Pérez, logrando obtener una muestra de varios estilos representativos de la historia de la danza. Gracias por leer hasta llegar a esta carita 🙂
Danza urbana. Bailarín: Arturo Velásquez.
«Fuego Líquido», danza contemporánea. Bailarina: Prema Torres.
Gopak, del ballet «Taras Bulba» (y derivado del Hopak, danza popular y arte marcial ucraniana), Ballet. Bailarín: Jenaro Sosa.
Muñeco de «El Cascanueces», Ballet Clásico. Bailarín: Ariel Flores.
«La Silla», Jazz. Bailarina: Estefanía Muñoz.
«La Silla», Jazz. Bailarina: Estefanía Muñoz.
«La Silla», Jazz. Bailarines: Estefanía Muñoz y Jenaro Sosa.
Kitri del ballet «Don Quijote», Ballet Clásico. Bailarina: Manuela Ospina.
Muñeca de «El Cascanueces», Ballet Clásico. Bailarina: Liliana Valencia.
«La Silla», Jazz. Bailarín: Jenaro Sosa.
Pas de deux del ballet «El Lago de los Cisnes», Ballet Clásico. Bailarines: Manuela Ospina y Salim Lara.
Danza urbana. Bailarín: Arturo Velásquez.
Danza urbana. Bailarina: Jessica González.
Conejo de «Alicia en el País del Ballet», Ballet. Bailarín: Arturo Velásquez.
Conejo de «Alicia en el País del Ballet» (ensayo), Ballet. Bailarín: Arturo Velásquez.
Kitri del ballet «Don Quijote» (ensayo), Ballet Clásico. Bailarina: Manuela Ospina.
Gopak (ensayo), Ballet. Bailarín: Jenaro Sosa.
Alicia de «Alicia en el País del Ballet», Ballet. Bailarina: Estefanía Muñoz.
¡Saludos!