Esta es la segunda parte de la historia de amor más bonita que he tenido (la primera parte la pueden leer aquí)
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Me urgías, mar abierto, extrañaba tu marea.
El sonido de las olas rompe en mi arenada oreja.
Eres eso que había ansiado desde que tocaste a mi puerta,
hoy te tengo y me alegra en esta rara etapa nueva.
Siento la sal en cada poro, hasta el más cubierto.
Sudo como la cerveza fría que ahora mismo moja mis labios.
Y pensar que te tengo a menos de una hora en auto,
el recorrido nunca había sido tan corto desde mi casa a tus brazos.
La risa de una niña a los lejos me llena de nudos el cuello,
la nostalgia por mi lugar de origen me acompaña en el camino.
No sé si fue coincidencia, magia, amor o destino,
pero llevo unas semanas viviendo lo que parece un sueño.
Me urgías, mar abierto, me urgía tu limpia y tu brisa.
Me urgía tenerte cerca, bello cuerpo de agua soñada.
Me urgían tus olas a ritmo de mi escandalosa risa,
me urgía sentirme así, como si no necesitara nada.
