Instrucciones Para Sonreír

Usted podrá notar que los seres humanos tenemos (usualmente) un cuerpo cuya parte más alta es aquella que, por mera convención, aprendimos a llamar “cabeza”. Bueno, pues ésta “cabeza” está compuesta, a su vez, por dos secciones claramente delimitadas: un cuero cabelludo y una cara. Ya otros autores han escrito grandes versos sobre el primero, así que yo le dedicaré éstas breves palabras a la segunda.

La cara es la parte que se encuentra en lo que no tendríamos miedo en llamar el frente de la cabeza. Su primera función es la de fungir como un observatorio, y para eso se sirve de un par de instrumentos llamados “ojos”, los cuales suelen ubicarse a 3 o 4 dedos debajo de la frontera con el cuero cabelludo. Hay muchas variedades de ojos, y debido a variaciones genéticas, estos pueden ser de diversos colores. Los hay negros, cafés, azules, verdes y hasta grises. Los ojos, diríamos, son herramientas de observación.

Debajo de los ojos se encuentra una cosa horrible y espantosa que es comúnmente llamada “nariz”. Ésta monstruosidad es una deformidad en la cara que tiene forma de un triángulo escaleno. En su parte inferior podemos encontrar un par de cráteres de los que sale una sustancia asquerosa cuando lloramos o cuando estamos enfermos de gripa.

A los lados de la cabeza tenemos unas curiosas malformaciones llamadas “orejas”. Éstas suelen tener una forma ovalada y, la verdad, es que se ven bastante simpáticas. Tal vez sean un rezago de las alas que alguna vez tuvimos. (Imaginando que vengamos de los insectos o algún bicho parecido).

Finalmente, si usted ha sido lo bastante listo, se dará cuenta de que debajo de la nariz tenemos unos pliegues que forman lo que llamaríamos “boca”. Estos pliegues son llamados labios. Ellos pueden hacer que la boca tome distintas formas, dependiendo de la situación en la que nos veamos inmiscuidos. Los labios suelen ser de color rosado, pero hay seres que suelen pintarlos de colores distintos, que van desde colores opacos hasta los más brillantes que podamos pensar. Cuando estamos felices, los labios suelen tomar la forma de un semicírculo. Éste acto se llama “sonreír”, y todo mundo lo ha intentado pero pocos lo han logrado satisfactoriamente.

Sonreír es, en realidad, sencillo. Usted sólo tiene que estar recto. No importa si está sentado o está parado, lo que importa es que esté recto. A continuación, oriente la cara hacia el frente, ya que es considerado de mal gusto sonreír hacia abajo, hacia arriba o hacia los lados. Mantenga los ojos abiertos y desvíe su mente hacia algún feliz recuerdo. Usted puede recordar la primera vez que anduvo en bicicleta o la primera vez que besó a alguna persona que aún quiera. Esto liberará una serie de químicos dentro de su mente que servirán de combustible suficiente para que usted, lentamente, empiece a formar esa curiosa forma que toma la boca cuando sonreímos. Intente que los extremos de la boca lleguen lo más alto posible, muy separados el uno del otro, ya que no queremos accidentes. Si usted sonríe suficiente, tal vez pueda enseñar los dientes, pero eso sólo para los más experimentados.

Éste ejercicio tiene diversos usos, pero mi preferido es sonreír al momento de concluir un beso. (Evítese hacerlo durante el mismo, por cierto).

Y es que, si ya nos habían enseñado a llorar, ¿por qué nadie nos había enseñado como sonreír?

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