Yo escribo para comunicar, en algunos casos con palabras rebuscadas, y en otros con palabras más coloquiales. Esta vez escribo lo que me viene a la mente, un sistema de escribir cosas, puntos espontáneos. Lo conocí leyendo a un amigo, Iker Bargas, con su texto “Espontáneo”. Decidí probar, espero les guste.
Nota: son las 3:32 am. Empiezo a escribir, ustedes disculparán si llego a tomar confianza con usted, lector, o a escribir extraño.
La gente siempre está esperando cosas, que pasen cosas; y por lo general cosas buenas o de su beneficio (desde mi punto de vista: el hombre siempre será egoísta, es egoísta por naturaleza, hace lo que siente que le hace feliz a él, o lo acerca a su autorrealización). Es algo que nunca he entendido, se quedan esperando a que pase el milagro, siempre están esperando, van a un café, piden el late de siempre, se sientan, olor de tabaco en los dedos fusionado a la briza de verano, leen, miran la plaza, vuelven a leer, esperan, leen, se refleja el sol en el blanco papel, leen, contemplan y meditan lo que han leído, pagan la cuenta, se marchan dejando atrás un vacío mistificado a su fantasía que pudiera ser. Encontrar el amor, escribir una novela… encontrar la felicidad. Es triste cuando la gente no sigue a sus sentimientos, traicionados por la razón.
Un dude me preguntó -¿por qué siempre actúas diferente? Eres volátil… bipolar-. Yo contesté – la gente siempre espera que seas alguien dentro de su parámetro de lo normal, cuando alguien hace algo diferente a su forma simbólica, lo que su circulo social ve aceptable, es considerado como un loco, un inadaptado. Hay que cambiar, variar, conocer para poder llegar a lo que realmente estas esperando, ¿qué esperas?-.
La gente habla de la felicidad como si fuera algo inalcanzable, un ideal “mistificado” (uso mucho las palabras mistificar, mistificado, mistificación, porque la gente vive en ello, una exageración de las cosas, y básicamente porque me gusta la palabra, y no, no soy “hipster”) al que nunca se llegará, porque la felicidad es la realización humana, y se dice que un hombre no puede estar completamente realizado… Basura, no creo en eso, el hombre se puede encontrar en este imaginario mistificado y ser feliz, por largo tiempo. Ser feliz no es estar siempre sonriendo, =D , no.. Qué hueva, ser feliz es estar contento con lo que haces, eres, te hace ser.
Tomo una taza de té, un tanto caliente, hace frío, no, no hace frío, sí, sí hace frío, no… bueno, hace frío-calor, ¡si!, frío – calor, esa extraña sensación que seguro has tenido de no tener frío ni calor, o de tener frío y al taparte te da calor, te destapas, da frío; una cuestión de inconformidad voraz que resulta ser algo frustrante porque no llegas a estar cómodo.
Le dije hace unas horas, “Love you honey”, “no puedo dejar de pensar en ti, quiero verte, abrazarte, hacerte piojito, y ‘jugar play doh contigo’”, (este último es un chiste local, de jugar con la plastilina, por aquello de las malinterpretaciones o malos pensamientos). Dios, qué oso, me he transformado, casi no me conozco; saben, llámenme cursi, loco, huevas el enamorado, pero es cierto, hay algunos que con un poco de mistificación amorosa se realizan. Debo señalar que NO soy esa clase de persona, no, pero un poco de miel al té no hace daño de vez en cuando. Es algo que da esa sensación de sentirte vivo, y aunque debo confesar que al principio no era así, una vez que encuentras a ese alguien por la cual eres capaz de volverte cursi, amigo, lamento decírtelo, pero has encontrado a alguien que vale la pena, y tal vez sea la ideal. Yo la conocí hace cuatro años, y hoy no me arrepiento de estar con ella.
Si quieres que pase algo, párate, búscalo, no va a llegar a ti. ¿Quieres un milagro? lamento decepcionarte, nunca va a pasar, tú se el milagro. La vida se basa en oportunidades, «es cuestión de que las oportunidades encajen o coincidan, de ti depende el aprovechar las oportunidades y el momento en el que sucedan.» (idea de Iker Bargas tras ingerir algunas copas de tequila en una fiesta, escrita, traducida y entendida así por mí). Nunca te quedes con las ganas de hacer algo, porque el hubiera no existe, y si lo peor que puede pasar es que te equivoques, no te preocupes, de los errores se aprende, no te veas traicionado por la razón.
Quiero llevarte a un lugar en el cual no vas a sufrir, “tú tranquila yo nervioso”. Una vez definido que sí, sí hace frio, me he puesto mi sweater, “de viejito” diría ella, “de hipster” (tendencia del S. XXI) diría un amigo. Es un SWEATER por amor de Dios, un sweater normal, con botones y color azul. No tiene por qué ser y formar parte de algún estereotipo, cada quien ve este sweater a como su sector social le ha enseñado a verlo. Yo, yo lo veo como un sweater que me gustó, lo compré, me quita el frío y está cool, está “suave” diría mi abuela. Me gusta. Todos tienen esa prenda que sin importar hace cuanto la compraron, qué material sea, qué marca sea, qué tan rota esté, es su prenda favorita. La mía. El sweater. Sweater… extraña palabra. Anglicismos ensuciando la lengua de Cervantes, Lorca y Sarabia.
Somos seres emocionales antes que racionales, y conforme vamos creciendo aprendemos a controlar la emoción cegada por la razón. Es difícil que la emoción falle, el sentimiento, la química, física, llámenle como a ustedes les parezca mejor. Si traicionas la emoción con la razón, puede que pierdas mucho, aunque por otro lado hay que aprender a ver, ver para mirar. Porque nosotros podremos analizar y podremos ver de los ojos para afuera, conforme a lo que tenemos de los ojos para adentro. (Si no entendiste, pídele a la persona que este a lado que te explique, si no entienden ambos, he fallado como escritor y me he mistificado inútilmente).
Llámenme loco, pero cuando estoy con ella, y seguro les ha pasado (si no, qué triste, y pónganse a buscar ahora a alguien que les haga sentir eso), se pausa el tiempo, mis problemas no existen, me despido y ya quiero verla, le escribo, me escribe, le llamo, no me llama porque dice que las mujeres no le marcan a los hombres, y si a un hombre le interesa una mujer el le debe de llamar a ella. Pienso en ella, pinto, escribo, pienso en ella. Quiero y voy a hacerla feliz.
La lengua, un caso brutal de cambio, anglicismos, jerga, variantes. Uno debe saber escribir, cierto. Uno debe saber puntuación, cierto. Porque no es lo mismo:
Sujeto A
¿Qué paso Juan, que pasó con la Mari, si se lo dio?
¿Qué paso Juan?, ¡¿qué pasó con la Mari?!, ¿si se lo dio?
¿Qué paso Juan?, ¿qué pasó? … con la Mari, si se lo dio?
¿Qué paso Juan?, que, ¿pasó con la Mari?, ¿si?, ¿se lo dio?
Sujeto B
No, se lo dio.
No, ¿se lo dio?
No sé, ¿lo dio?
No sé, lo di, ¡oh!
No se lo dio.
No, se lo di, ¡oh!
Yo no soy ningún escritor famoso. Yo no sé escribir, a decir verdad, mis manos transfieren las palabras que quiero comunicar. Solo soy el traductor de lo que mi razón y emoción dan a conocer; que como diría Audelia… “El chiste es masticar el verbo, ¿qué no?, mientras usted me entienda y yo le entienda, que haiga comunicación”.
Fuck… ya es de mañana, las seis, se me acabó el té y ahora tengo calor, me quito el sweater, anglicismo, mistificación de nuevo, pienso en el nihilismo, me voy a dormir. No sin antes darle las gracias a mi muy querido amigo Rodrigo Martínez, que además de tener el honor de compartir este blog con el y otros amigos brillantes, siempre está ahí cuando lo necesito, me ayuda en todo, un amigo digno de admirarse. Gracias por la corrección de estilo amigo mío.
Buenas noches lectores.
RafaGA
Ya sabes que lo que quieras, dude 😉