El amor no es beso,
no es caricia,
no es palabra ni promesa.
No es el desayuno en la mañana,
ni los viajes en carretera.

El amor no sabe de regalos caros.
Ni sabe de aniversarios.
No conoce el tiempo, no ubica recuerdos.
No es salir todo el tiempo, ni es quedarse a no hacer nada.

El amor es, por ser amor. No nace, ni se crea, ni se destruye, ni se transforma.
El problema es que alguna gente cree que el amor vive para servirnos.

Esperamos que el amor llene esos espacios huecos dentro de nosotros.
Que haga al cielo más azul y a la luna más brillante.
Pero el amor no se dedica a eso.

El amor no tiene otro fin más que ser, por y para él mismo.