Algunos Aprontes

I.

escribir. (Del lat. scribĕre).  Componer libros, discursos, etcétera.

No sé cuánto tiempo llevo intentando aprender a escribir. Digo, desde el kinder uno aprende que existe un abecedario conformado por unas figuras horribles llamadas letras, y que todas esas letras pueden ser interpretadas con un sonido distinto y que el conjunto de ciertos sonidos da lugar a palabras y que las palabras representan cosas. Y si juntamos las palabras de manera sistemática y las plasmamos en una superficie en la que puedan ser leídas, entonces cualquiera afirmaría que estamos escribiendo. O al menos intentándolo.

Pero no creo que sea tan plano. Vamos, un mono también puede coger una pluma y dibujar garabatos en una hoja, y si alguien viene a convencernos que el mono hizo esto siguiendo un sistema preestablecido por algún otro mono entonces no podemos decirle que el mono no está escribiendo.

Pinche posmodernidad.

Entonces digamos que, para escribir, no basta con lo dicho anteriormente, sino que también se necesita de algo que se necesite expresar. Se trata de que, a la hora de escribir, se aporte algo. Porque escribir es crear, y uno no puede ir por la vida creando sinsentidos.

Y esto es lo que yo todavía no aprendo a hacer. Puedo sentarme frente a una hoja y utilizar todos los recursos literarios que crea necesarios para sacar todos los demonios que me comen por dentro. Esas cosas negras y espantosas que no me dejan dormir por la noche. Pero eso no aporta nada. Sólo soy un mono escribiendo sobre pavadas.

Tampoco sirve de nada que escriba sobre la sonrisa de la chica con la que tomé el té el otro día. Ella lee mis cuentos y le gustan y cuando me ve me sonríe porque piensa que puedo escribir algo bonito para ella. Y entonces lo único que quiere es que el mono se siente frente a una hoja en blanco y le diga que es hermosa y que es increíble la manera en la que la luz de la luna resbala por sus mejillas y que es algo raro que él escriba todo esto por ella aunque sólo la ha visto una jodida vez en su vida.

Todo esto es muy banal.

II.

Ese Lovecraft era un hijo de puta. Leí algo de su obra cuando iba en secundaria y en parte por eso soy el asqueroso melancólico que soy. Hace una semana terminé de leer una de sus novelas cortas, me puse ebrio y le hablé a un amigo.

– Hey, ¿has leído a Lovecraft?

– No, ¿él qué?

– Pues nada. Él básicamente decía que somos tan insignificantes que, por más que nos pongamos a pensarlo, nunca vamos a comprender nada ni de la vida ni del universo.

– Qué mamada.

– Pues sí.

III.

El otro día me describieron como “una persona enferma”.

IV.

Llevo más de dos años sin novia. Recuerdo que cuando terminamos yo estaba muy preocupado porque llevaba tres años sin salir con alguien más, porque ya ven que a uno le enseñan a ser fiel y esas cosas. Sin embargo, esto no fue un problema y podemos decir que la he pasado bastante bien.

El problema surgió recientemente. Podría afirmar que he aprendido que la mayoría de la gente sólo va por la vida buscando de quién enamorarse, y esto pasa por distintas razones. Por ejemplo, hay quienes buscan un sustituto para la persona con la que acaban de terminar. Otros sólo quieren contar con cierta constancia en su vida sexual.

En fin, el asunto es que a mí todo eso me da hueva, pero la gente espera que tú seas igual a toda la gente. Es decir, alguien que se quiere enamorar de ti (porque usualmente ni lo están) siempre va a buscar que te enamores de ese alguien. Y no entienden que a algunos el amor nos vale un pito. Al menos por el momento.

A lo que iba (perdón por estarme desviando del tema, Schoenberg no me deja en paz) es que cuando uno está soltero y le gusta a una mujer, ella cree que estamos obligados a enamorarnos de ella. Pero uno es tonto y va y sale con ella y le explica que él nunca se va a enamorar de ella y ella le dice “eso ya lo veremos”. Entonces pasan los días y se la pasan cogiendo y cuando ella se da cuenta de que no pudo enamorarte te tacha de hijo de puta.

Y a final de cuentas ella va a decir que la usaste, con todo y que al principio le dijiste que nunca ibas a enamorarte.

V.

No te asustes, yo todavía quiero conocerte y enamorarme de ti.

VI.

– Tus niveles de autodestrucción de ayer me sorprendieron.

– Lo sé, estuvo muy bueno.

– ¿Por qué sigues siendo el mismo Rodrigo autodestructivo?

– Porque sigo vivo.

– ¿Y para eso vives?

– Para eso vivimos todos.

– ¿Cómo?

– Pues sí. Todo mundo vive intentando autodestruirse, como yo.  Sólo que algunos le dedicamos todo nuestro tiempo.

– Entonces , ¿por qué no lo has hecho?

– Porque hasta autodestruirse sale caro.

VII.

Es sorprendente que la gente piense que puede juzgarte por lo que escribes, como si el narrador y el autor fueran la misma persona.

Por ejemplo, alguien lee “Breves Instrucciones Para Tomarme De La Mano” y pensaría que estoy enamorado, porque no todo mundo va por la vida tomando las manos de todo mundo. Ellos piensan que si quieres tomar de la mano a una persona, entonces quieres tomar de la mano únicamente a esa persona. Las cosas no son tan sencillas, y si lo fueran, serían aún más absurdas.

La cosa es que la gente cree poder decir si estás enamorado de alguien por lo que lee de lo que has escrito. O que estás triste, o lo que sea. Todo mundo cree que está leyendo a Hemingway o a Bukowski y que las letras plasmadas tienen algún significado oculto o reflejan directamente lo que estás viviendo. Pero creo que ya todos estamos muy grandes para las indirectas.

Yo podría escribir que estoy deprimido porque la náusea me devora todas las noches (y algunas mañanas), y la gente va a creer que me voy a acabar dando un tiro. Pero si uno escribe sobre la muerte de una mujer, entonces no importa, el autor no tiene ningún problema, era el personaje el que hizo esa tontería.

Lo peor es que uno pensaría que la gente que lee es más lista.

VIII.

Puedo escribir muchas cosas absurdas y sin sentido como las que he escrito ésta noche, pero todo se reduce al problema de que no puedo encontrarte.

O tal vez ya te encontré, pero no me atrevo a dar el salto.

No importa, sólo soy un mono jugando a que escribo.

Y estos aprontes no me están llevando a ningún lado.

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6 Comments

  1. rafaga4260 julio 22, 2013 at 8:20 pm

    Una vez mas quedo impresionado, muchas felicidades hermano.

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  2. Diane julio 22, 2013 at 11:15 pm

    Rod, Rod, Rod… por dónde empezar, de nuevo me has encantado. Escribir es un juego, pero es que en realidad todo lo es, tomarse las cosas demasiado en serio sería un suicidio emocional.

    Tienes razón, la gente siempre piensa que uno es lo que escribe, de ser así no tardan en pensar que estamos al borde del suicidio, aunque probablemente ya lo piensen hahaha mi parte preferida sería el capítulo 6, algo que discutí hace unos días con un conocido, exactamente ese mismo punto. Lo que me lleva a pensar que espero algún día poderte conocer en persona y platicar acompañados de un té o en su defecto un café para mí.

    Eres uno de mis escritores preferidos y como siempre espero seguirte leyendo.

    -D

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    1. Rodrigo Javier Martínez julio 23, 2013 at 10:58 am

      Haha hola!
      Es muy chistoso que digas lo del suicidio emocional, porque es algo a lo que llevo meses dándole vueltas. Tal vez pronto publique algo al respecto.
      Lo del punto 6 fue real y busqué recrearlo como pasó, pero no salió tan bien. Si algún día vienes al DF, ten por seguro que nos acabaremos muchas tazas de té (o café) platicándolo.
      Gracias por el comentario y, sobre todo, por leer =)

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  3. vanvillegas julio 24, 2013 at 1:25 am

    No sé como describir a esa gente que interpreta lo que escribes como una radiografía de tu vida y lo peor es que luego vienen y te dan una especie de pésame, como diciendo «oh pobrecita, está completamente jodida». Si bien obviamente existe algo de nosotros en lo que escribimos, eso no significa que quiera hacer un tour por todos los bares del país y agarrar a cualquier fulano que se me cruce (según lo que escribo).
    Con respecto al capítulo VI, hay algo profundamente seductor en la autodestrucción =)

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    1. Rodrigo Javier Martínez julio 24, 2013 at 1:08 pm

      Exacto. Mucha gente no entiende que siempre existe al menos una pizca de ficción, y por lo tanto cree poder juzgarte por tus letras.

      La autodestrucción es un tema buenísimo… Espero recordar retomar lo en algún otro texto.

      Gracias por leer y comentar =) Un saludo desde el otro lado del continente.

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