*Para Aarón; ayer, hoy y mañana. D.E.P. †
Se me había olvidado
que me pone triste la temporada de exámenes,
cuando rondabas los pasillos dando ánimos
y pistas de estudio y de formas de vida.
Y el nombre que me pusiste
y que afianzaba un universo cambiante
(todavía lo hace).
Y tu voz y su imperio,
y que la pasión no se entiende
sin tu nombre como cosa pensada.
Se me había olvidado que la escuela te llama,
que tus pitillos y humores echaban a andar nuestras mentes.
Que te molestaba diciéndote chico migraña,
si divagabas a donde el futuro es pura incerteza.
Que en estas épocas olíamos ambos a biblioteca
y a laboratorio de cine y a sillas de isla de edición.
Que teníamos una oficina en pleno pasillo,
de amigos invisibles, de ruido y de conversaciones encontradas.
Que mi interminable necedad jamás te cansaba
(o casi nunca).
Que un debate contigo era un amanecer
y debatimos tanto, caray.
En dónde está el límite entre el amor y lo nuestro,
y entre esta biblioteca y la tuya.
Esas fibras del aire que no descubrimos,
en donde pretender que estás es que estés.
Y que todo esto no huela a tanta mentira
por mucho que sea lindo pensar
que es siquiera posible
y aunque sea por un breve momento,
olvidarte.