Me pasa que me urge tener sal en la nariz y en el cabello.
Mirar mi piel cambiar de tono ante la sofocante luz que abras(z)a.
Dirigir la vista hacia el punto más lejano y no ver fin, si no promesas.
Tener mi pecho latiendo a un compás distinto a este,
sincronizado con la espuma, acompañando la marea.
Me urge probar el sudor en mis labios, sentirlo escurrir hasta que toque la arena.
Tener gotas de agua dulce en la boca y agua salada en todo el cuerpo, hasta en la ropa.
No tener ropa y seguir al viento, entender que no soy arena, ni coral, ni nada.
Me urges tú y tu salada boca,
me urge nadarte y conquistar tus costas,
me urge tocar el fondo aunque explote,
me urge que te urja romper en mis rocas.
Tanta maquinaria me truena los nervios, dependo de ella y de mis citadinos miedos;
bajo el compás de mis dedos que aprietan botones impresos con letras,
se forman palabras que dan a luz frases que juntas, los tontos les llaman poemas.
Poema es ver un amanecer en la hamaca,
atardecer mecido por entretejidos de colores,
cortar una fruta y beber de ella el agua.
Poema es estar frente a frente con el mar,
saberte pequeño, minúsculo, microscópico.
Bañarte y llenarte los poros de vida,
susurrarle en las olas lo mágico que es verlo.
Estas?
Hola?
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