A ella la agredieron,
la señalaron y molestaron.
¡Oh, qué valientes los hombres
que creen que la mujer
siempre es el eslabón débil!
Pero ella es toda mujer
y en lugar de brazos
la vida le dio dos alas,
y aleteó así hasta elevarse
por encima de sus adversarios.
Mirad esa nube, esa ave,
ese puntito rosado.
¡Es la que vuela!
¡Oh, mujer voladora,
llévanos a todos contigo!
Y entonces ella me preguntó,
¿qué será de nuestro futuro?
Se le veía la preocupación
de que el simio que la agredió
pudiera hacernos daño algún día.
Y yo aquí, otro hombre más
con dos pesas por piernas
y mirándola con la cabeza hacia arriba.
¿Qué será de tu futuro y el simio?
¡No mames, mujer, tú vuelas!
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