Las yemas de mis dedos recorren tu espalda, de abajo a arriba y de arriba abajo. Puedo sentir tu piel erizarse cuando mi piel pasa lentamente sobre ella, respondiendo al estímulo que busco lograr en tu cuerpo. Hace horas que la noche escurrió por tu espalda, resbalándose hasta cubrir completamente todo lo que no es nosotros. Todo lo cubre, todo lo oculta. Y, sin embargo,…