UNO Observar la luna no es asunto sencillo, quieres enfocarla pero tu mente la difumina. La luna lo nota y sin hacer mucho alboroto, se dirige a ti y te pregunta: ‘¿Soy yo, esta luna, la única que te ilumina?’ ¿Cómo mentirle? Aún buscas el brillo de la otra luna, aunque parece que se quedó en otro planeta. ¿Qué habrá sido de ti? Tú, de la sonrisa torcida. Mi cómplice, mi luna…